Los riesgos de pintar un tirante caído

viernes, 25 de diciembre de 2009

En 1882, la ambición de Sargent era la de triunfar a toda costa y creyó que retratando a una de las bellezas del momento, Madame Gautreau, sudista en París casada con un banquero y reina de la alta sociedad, conseguiría el golpe de efecto que lo encumbraría definitivamente.

Para ello, escribió a su amigo del Castillo para que intercediese por él en la tarea de convencer a Madame Gautreau para que se dejase retratar: “Tengo un gran deseo de pintar su retrato y razones para pensar que me lo permitirá porque está deseando que alguien le proponga este homenaje a su belleza. Si estás “bien avec elle” y te la encuentras en París, dile que tengo un talento prodigioso“.
Madame de Gautreau aceptó y su carácter caprichoso y frívolo no tardó en sacar de quicio al artista. Aún así, Sargent terminó el retrato, de unos dos metros, donde una hermosa y despectiva Madame de Gautreau aparecía de perfil con uno de los tirantes de su ajustado vestido caído, mostrando la radiante blancura de su piel sin que ningún chal la cubriera.

Madame X. (reconstrucción del original) John Singer Sargent. 1884. Metropolitan Museum. New York.




La obra fué aceptada y expuesta en el Salón de 1984, pero lo que tenía que ser el gran salto a la fama de Sargent se convirtió en un estrepitoso escándalo. Todo París se arremolinó ante el cuadro para reírse y criticar despiadadamente a Madame de Gautreau, tanto por la pose de incitación sexual que veían en su tirante caído como por la vanidad extrema que la retratada desprendía. La modelo y su madre exigieron a Sargent la destrucción de la obra: “¡Mi hija está acabada y mi yerno tendrá que batirse en duelo!“.

Además la prensa tampoco se abstuvo de ironizar sobre el cuadro, publicando una caricatura con el siguiente pie: “Salón de risa. Nuevo modelo para el As de Corazones”. A Sargent no le quedó otra que retirar el lienzo antes de que acabara la exposición para repintar a Madame Gautreau con el tirante subido. El incidente parece hoy incomprensible, pero en su día armó tanto revuelo como los Déjeuner sur l’herbe y Olympia de Manet.

Madame X. (detalle de la obra tal y como la podemos ver en la actualidad) John Singer Sargent. 1884. Metropolitan Museum. New York.

Así es como pintar a una mujer con un tirante de su vestido caído le costó al artista Sargent una depresión y tener que dejar Paris e instalarse en Londres. Años después, el káiser Guillermo se enamoraría de la mujer del cuadro. Sargent lo malvendió al Metropolitan de Nueva York, donde ahora podemos contemplar la arrogante y seductora belleza de Madame X e imaginar lo irreverentemente guapa y sexy que debió estar en su día con el tirante caído.

Fuente: http://mascaviar.wordpress.com/2009/08/14/los-riesgos-de-pintar-un-tirante-caido/

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